Este es el otro lado de la piedra, el que no ha sido tocado desde hace ya dos mil catorce años.
Aquí no se lamenta la perdida de una realidad que todavía existe.
Impávidas estas piedras no han visto al Mesias llorar por la caida de los otros muros...
lunes, 4 de octubre de 2010
Luciérnaga
Aquella luz dejó una tenue huella en sus ojos,
y se amontonaron los recuerdos en el rostro.
Sólo la esperanza tendió un hilo fino
para rescatar la verdad, la inmutable,
la única y simple certeza
de sentirse sinceramente,
y sin condiciones,
amado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.